El Cerro Champaquí es el pico más alto de la provincia de Córdoba, con una altura de 2.790 metros sobre el nivel del mar, atrae a numerosos excursionistas que ascienden a su pico para disfrutar el encanto de la travesía y, una vez en la cima, coronar el recorrido con la imponente vista de los valles que se extienden al pie de sus laderas. Sin embargo, a pesar de que el cerro representa el límite austral de la Reserva Hídrica Provincial Pampa de Achala, al tiempo que es uno de los principales atractivos turísticos del Valle de Calamuchita, no existen controles que garanticen la seguridad de las personas que realizan el ascenso, ni la protección misma de los recursos naturales y la fauna del cerro.
La Reserva Hídrica Pampa de Achala, abarca unas 150 mil hectáreas en la que nacen más del 70% de los ríos que surten de agua a toda la provincia. Sin embargo, como ya hemos tratado en extenso en el tercer especial de El Valle, la falta de protección del área, ha dejado que la erosión produzca el desgaste acelerado del suelo. Lugareños y quienes con frecuencia recorren el cerro, observan como día a día este pierde su capacidad de “esponja”, de absorber el agua durante las épocas de lluvia, para luego ser progresivamente liberada en las épocas de sequía.
Es en este sentido, al tratarse una región protegida por Ley Provincial, los controles por parte del gobierno son indispensables para garantizar el cuidado de los recursos naturales y la fauna del área. Sin embargo, como opina Daniel Mariani, profesor de educación física, que desde hace años recorre el cerro como guía de excursionistas, siendo uno de los pocos habilitados oficialmente para esta actividad, “los controles son sólo esporádicos en los caminos de ascenso al cerro, no hay personal encargado de informar a los turistas sobre las precauciones que debe tomar por su seguridad, ni sobre las medidas de protección del medio ambiente que se deben acatar. Es algo que yo vengo exigiendo desde hace 10 años, presentando notas y documentos por escrito” expresó con preocupación Mariani.
Y agregó “son básicos tres puestos de control, por lo menos durante los fines de semana: uno en la entrada de Villa Alpina, otro en el puesto Tres Árboles y otro en el norte, en el acceso por la Pampa de Achala por donde ingresan gran cantidad de cuadriciclos, camionetas y motos, que son los que verdaderamente producen un gran daño en el área protegida. Pisan los arbustos, dejan huellas y pozos que producen una gran erosión del suelo. Esto se podría solucionar si habría un guarda fauna o puestos de control, no sólo para frenar el ingreso de estos vehículos, sino también a título informativo. Impidiendo por ejemplo que la gente suba después de las 15hs., porque si se demora el momento del descenso la falta de luz puede complicar el retorno; en el caso de turistas que suben por la mañana, tomar los datos y tener en cuenta que si no bajan hasta las 16 hs. es porque algo pasó; entregar folletería advirtiendo que no se deben dejar residuos ni prender fuego, etc”.
Medidas del estilo permitirían al menos reducir el número de extraviados y accidentados, al tiempo que se podría mitigar la afectación que las actividades humanas están realizando sobre la reserva hídrica.
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