El último trimestre del año 2016, y el primer bimestre del 2017, muestran signos positivos que indican un crecimiento de la economía. Para poder afirmar una tendencia de crecimiento, hay que esperar el cierre del primer trimestre de este año, aunque en Marzo históricamente se observa el inicio de una dinámica mayor en la actividad del campo, ergo se estima que la economía inicia una etapa de crecimiento, aunque dispar entre los distintos sectores.
La realidad muestra que es el sector agroindustrial, el motor de la salida del estancamiento que la economía vive desde hace 5 años, motivada en parte por los incentivos dados al sector, hecho que se confirma para el presente ciclo con una cosecha esperada récord, y exportaciones a nuevos mercados como por ej. arroz, azúcar.
No obstante si se hace una apertura del sector agroindustrial, hay actividades que por razones climáticas, de arrastres adversos en la actividad ( por ej. precio interno/externo ), mayores costos internos, menor valor del TC, distancia a los centros de consumo y/o puertos, las hacen menos competitivas.
El desafío de este sector para el futuro, es la generación de mayor valor agregado a la materia prima por un lado, y adicionalmente explorar en la incorporación de otros productos a la actividad actual, con el objetivo de optimizar el área destinada a la siembra durante todo el año. En esta línea, el desafío es enorme para desarrollar nuevas actividades, por ej. destinar parte del campos no rentables, a la generación de la ganadería y la producción de su propio alimento ( por ej. siembra de maíz ), siembra de productos no tradicionales, posterior a la cosecha tradicional ( por ej. soja, maíz , más productos verdes ). Dependiendo la zona del país, el desarrollo y potencial es distinto, el mismo está dado por el relieve, clima, etc., dándole adicionalmente una mayor rotación a la tierra.
A diferencia del sector agroindustrial, el manufacturero con una fuerte dependencia del mercado interno y de Brasil, se encuentra ante una mayor apertura de la economía, y una caída sensible de la economía de Brasil que los afecta. En este sentido, el sector debe planificar en un mercado de mayor apertura, teniendo que reconvertirse, planificar a mediano y largo plazo con un TC que todo indica oscilará en el valor estimado en el presupuesto aprobado para el presente año.
La inversión pública en obras de infraestructura por parte del Estado, es el otro motor de crecimiento esperado, con una fuerte participación para este año. Queda pendiente ver la implementación de proyectos con participación pública/privada, la envergadura y el largo plazo de los mismos, exigirán algún tipo de seguro por parte de los privados para sus inversiones.
Confirma este proceso lento de crecimiento dispar en la economía, el crecimiento del crédito otorgado por parte del sistema financiero ( local e internacional ), con variadas alternativas en hipotecarios por ej., líneas de corto y largo plazo para empresas, a un costo competitivo y acordes al nuevo escenario. Incluso con nuevas líneas a tasa bonificada, que el Gobierno se encuentra en etapa de definición para lanzar el presente mes y el próximo.
En función a lo observado al momento, queda pendiente el mayor empuje que solo lo puede dar la inversión privada, solo este proceso lleva a un crecimiento genuino que permita reducir el déficit fiscal, dado a que el endeudamiento es finito y aconsejable solo en determinados parámetros.
La actualidad del mundo, nos coloca en una situación muy buena para el inversor extranjero, la situación política interna es la que les genera dudas, y frena la dinámica del proceso esperado y ansiado de inversión en la economía real.
Jorge H. Barzola
Lic. En Economía: Consultor y Asesor de Empresas
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