El mejillón dorado es una especie exótica que se instaló en varios lagos cordobeses y en los últimos años se transformó en un problema que exige métodos de limpieza para contrarrestar los daños que provoca en plantas de potabilización de agua, usinas hidroeléctricas, cañerías y en el caso de Embalse, hasta en el sistema de refrigeración de la Central Nuclear. Si bien la presencia del mejillón dorado es aún limitada en la cuenta alta de los principales ríos de Calamuchita, se estima que su distribución será más extensa ya que tiene capacidad para adaptarse a diferentes ambientes. El Valle consultó a especialistas en el tema quienes explicaron las consecuencias del avance de la especie y cómo frenar el fenómeno.
El Doctor Marcos Tatian, Investigador del Conicet y docente de la cátedra de Ecología Marina de la Facultad de Ciencias Exactas Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba; y al Biólogo Jael Dominino de la Administración de Parques Nacionales, Delegación Regional Centro explicaron en qué medida la aparición de estos moluscos puede afectar la cuenca alta de los ríos calamuchitanos.
En la provincia de Córdoba “la distribución del mejillón dorado es aún limitada, ya que no se ha observado su presencia en la cuenca alta de los principales cursos de agua. Si bien es abundante en el Embalse de Río Tercero, la especie nunca fue observada en el Embalse Cerro Pelado, pero se estima que su distribución será más extensa porque es un organismo con un amplia adaptabilidad a diferentes ambientes” dijeron Tatian y Domininio.
La trucha, recurso turístico pesquero, podría verse afectada por el mejillón. Estos invasores amarillos “competirían con otras especies por el alimento, disminuyendo así la cantidad de biomasa de invertebrados acuáticos y pudiendo llegar a extinguir varios de estos insectos nativos de los cuales se alimentan las truchas. Más allá de los aspectos negativos, la calidad del agua de los lagos puede verse afectada positivamente considerando la capacidad del mejillón de aclararla” coincidieron los especialistas.
El mejillón dorado (Limnoperna fortunei) puede dispersarse por medios naturales (a través de sus larvas) y debido a actividades humanas, luego de adherirse en los cascos de embarcaciones o de que las larvas se alojen en botas de vadeo u otros equipos utilizados en la pesca y recreación acuática. “De esta manera el mejillón alcanza a cubrir áreas desconectadas. En el caso de la provincia de Córdoba, se estima que ingresó por vía natural a través del Río Carcarañá hasta el Embalse de Río Tercero y desde ahí pudo dispersarse a otros ríos y embalses, como Los Molinos y San Roque, por vía accidental” explicaron los especialistas.
Además resaltaron que “la limpieza o el uso de pinturas anti incrustantes en los cascos de las embarcaciones que se transportan con propósitos recreativos o de pesca son medidas que limitan su dispersión accidental. También es importante la higienización de equipos de pesca con agua y lavandina y evitar otros usos de estos organismos como carnada o acuarismo”.
“En todos los casos, es necesario difundir el problema para tomar las medidas de prevención. Las invasiones por moluscos de agua dulce son un verdadero problema en otras áreas y los efectos, como lo hemos mencionado, pueden ser perjudiciales para la fauna ictícola y para las actividades del hombre” concluyeron los especialistas.
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