El decreto 2284/91 disolvió la Junta Nacional de Granos (JNG.). A veinte años del mismo, una eventual retracción en la demanda internacional de nuestros granos a raíz de una inédita e inminente crisis global nos situaría en el mismo supuesto de la histórica creación de dicho ente regulatorio granario argentino: “superproducción”.
Es que toda hipótesis actual de una recesión global es mucho más que eso.
Ante el peor de los pronósticos recesivos, el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz sostiene que el crecimiento de Latinoamérica se verá afectado por las monedas sobrevaluadas, el aumento de la inflación, una excesiva dependencia de las materias primas y la falta de inversión en una educación de calidad.
Stiglitz aludiendo a esa virtual recesión se manifestó diciendo: “no creo que sea tan grave como la recesión del 2008, porque esta vez no tomará al mundo por sorpresa como ocurrió tres años atrás” añadiendo que “de todos modos, es muy importante que Latinoamérica haga inversiones para diversificar su economía y no se limite a las materias primas, de manera que si hay algún problema tengan una base más diversificada para continuar con su éxito económico”.
Ante tales noticias, con casi diez años de crecimiento económico y de bonanza agrícola, entre nosotros, cuesta y mucho creer que todavía no se haya diversificado y enriquecido la oferta agraria, que no se haya invertido en infraestructura, que no se haya agregado valor en origen desarrollando más agroindustrias, que no se haya conservado e incrementado arraigo y empleo rural, que no se haya incorporado al pequeño productor al circuito comercial formal, que no se hayan conformado fondos anticíclicos, etcétera.
En los años 30´ para superar crisis tan mentada, en materia agrícola nuestro país dispuso la implementación y desenvolvimiento de una Junta Reguladora de Granos, como órgano de regulación de la ley de granos y destinada a defender el precio de los granos afectados por la situación internacional.
Entonces, este ente de aplicación agraria debía comprar trigo, maíz y lino mediante recursos adelantados por el Banco de la Nación Argentina y provistos a través de redescuentos del Banco Central previendo que las perdidas eventuales fueran cubiertas por un denominado fondo de cambios.
Así pues, dicha junta cumplía funciones regulatorias mediante la fijación de precios mínimos, obligatorios en las transacciones privadas y de sostén, ligeramente superiores a aquéllos, que así configuraban un precio al cual la junta ofrecía comprar el grano a los productores, creando un horizonte de certidumbre para alentar la actividad agrícola, decisiones de siembra y tales.
Precisamente cuando se precipitó la crisis de superproducción de bienes agropecuarios originados en las comúnmente llamadas “economías regionales” a raíz de la recesión de los años 30´, el reordenamiento y moderación de estas actividades generó este organismo dado en llamar junta nacional de granos.
Si bien en tiempos pasados en lugar de retenciones había incentivos concedidos de tanto en tanto por los sucesivos gobiernos como todo lo relacionado Vg., con la construcción de silos para acopio y conservación de cereales vía Banco Nación (L. 11.380) quizás debamos repensar e impulsar sin demoras, exitismos ni distracciones, un organismo eficaz semejante a la recordada JNG para poder afrontar con toda experticia, pertinacia y prontitud, de la manera menos gravosa, cualquier impacto fluido negativo a nuestros frutos del campo derivable de esta crisis-recesión la que por su parte: `ya está plantada´.
Finalmente, ante cualquier magnitud de recesión preanunciada, los planes y programas comerciales internos y externos de producciones agrícolas, incluyendo las relativas al cumplimiento de acuerdos supranacionales, rotación y cupos de producción, redistribución de recursos e incentivos a favor de los sectores productivos de ciertas regiones o provincias eventualmente más afectadas como todo lo concerniente a alentar a nuestros productores rurales sosteniendo razonablemente los precios y colocación de producciones ya mas racionales y ecuánimes, bueno todo eso hace a una política de estado que no puede quedar al arbitrio y desparramo de cualquier pintoresco secretario de estado sino en la orbita (al menos provisoria) de una vigorosa y eficiente agencia federal de granos o cosa semejante cual estaca mejor, cual patrio palenque anticrisis.
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