La trascendencia histórica que significa cumplir treinta años de Democracia ininterrumpida hace ineludible dar cuenta de objetivos cumplidos y también repasar cuestiones pendientes. En estos treinta años los argentinos, así como hemos logrado importantes avances, también hemos permanecido aferrados a prácticas que resultaron perjudiciales en el pasado.
Por esto mismo, y especialmente en este momento, creo que es importante destacar primero los logros de nuestra joven Democracia: elecciones periódicas y recambios institucionales aún en momentos de graves crisis; la constante ampliación de los derechos civiles; creación de organismos de participación y control propios del sistema; respeto por las libertades individuales; revalorización de la mujer y ampliación de su participación política y social; acceso irrestricto al sistema educativo, absoluta vigencia del sistema judicial para el juzgamiento y castigo de los responsables de crímenes de lesa humanidad; adecuación y actualización de marcos normativos a los convenios internacionales de derechos humanos. Estos, entre tantos otros logros alcanzados en este período que no dejo de reconocer. Invito, en todo caso, a que cada uno complete esta lista para recordar, en este momento tan especial, que es mucho lo que hemos conseguido.
Así y todo no puedo dejar de mencionar que aún hoy existen numerosos factores pendientes. En el marco de los derechos humanos, se debe trabajar para erradicar definitivamente la pobreza, la marginación social, las desigualdades, los excluidos, la deserción escolar, el subempleo, el desempleo, la violencia, y todo flagelo que nos aparte del camino elegido. Crear las condiciones para todas las alternativas de vida que son posibles en el marco de una sociedad plural y diversa garantizando el absoluto respeto para las diferencias sexuales, étnicas, religiosas, políticas y sociales.
Considero importante en esta oportunidad que estamos celebrando, repensar el contrato social que da sustento a esta recuperada Democracia, en virtud de los últimos acontecimientos que dolieron a toda nuestra Córdoba y le duelen al país, reviviendo hechos, actitudes y situaciones que considerábamos definitivamente superadas. Nos desconocimos como vecinos y conciudadanos, se quebraron los lazos de solidaridad, se escucharon voces evocando tiempos de autoridad represiva como la mejor alternativa ante la anarquía de esas horas. La ciudad se transformó en una selva donde primó la ley del más fuerte, incluso en aquéllos que lo hicieron desde la convicción de la necesidad de la defensa propia y de terceros.
Como desafío, hoy que los hombres parecieran ser más fuertes que las instituciones, propongo, por un lado, reconstruir el tejido social convocando a todos los sectores: económicos, políticos, empresariales, sindicales, académicos, culturales, científicos. En definitiva a la sociedad en su conjunto para discutir, pensar, cuestionar y rediseñar qué clase de vida queremos tener dentro de este sistema, convirtiéndolo en previsible, seguro y socialmente sustentable.
Finalmente, invito a cada cordobés, en esta época de balance, a que pongamos en práctica actitudes, gestos, acciones solidarias y de respeto en relación al otro, fortaleciendo así los debilitados lazos sociales. A sumarnos al esfuerzo que debemos realizar todos, personas e instituciones, para emprender la reconstrucción social que nos impone si aspiramos a seguir celebrando muchos años más de Democracia.
Hugo Pozzi
Defensor del Pueblo Adjunto
de la Provincia de Córdoba A/C
Ultimas noticias
Ultimos comentarios
© Copyright RedCalamuchita Estudio Jurídico, Inmobiliaria y Construcción
Seleccioná una localidad para ver los inmuebles publicados
Principales accesos
Archivo